“El origen de la injusticia no radica en la naturaleza del hombre, sino en la distribución social, en el puesto que cada cual ocupa en el sistema.”
(Rousseau)
ESTRENO: 29 JUNIO 2019. Plaza de las Veletas (Cáceres)
GÉNERO: Teatro Clásico
SINOPSIS: Ifícrates y Eufrosina, señores de la alta sociedad ateniense, naufragan junto a sus respectivos esclavos, Hé y Cleantis, en una isla. Allí les recibe un misterioso personaje que les informa de que han llegado a la isla de los esclavos. Ante el desconcierto de los amos, Trilenín les comunica que deberán cambiarse los roles de amo-esclavo. El propósito de ese “legislador” no es otro que educar a los amos para corregir y eliminar la tiranía ejercida sobre sus esclavos. Para ello deberán someterse a la voluntad de sus nuevos señores y experimentar en sus propias carnes lo que significa estar al servicio de otro ser humano.
REPARTO (por orden de intervención)
IFÍCRATES.- Francisco Blanco
HÉ.- Esteban G. Ballesteros
TRILENÍN.- Alberto Lucero
CLEANTIS.- María José Guerrero
EUFROSINA.- Mémé Tabares
EQUIPO ARTÍSTICO
VESTUARIO.- Rafael Garrigós
ESCENOGRAFÍA.- Diego Ramos
ILUMINACIÓN.- Fran Cordero
MÚSICA.- Paco Barjola
CARACTERIZACIÓN: Pepa Casado
TEXTO ORIGINAL.- Pierre de Marivaux
VERSIÓN.- Juan Copete
AYUDANTE DE DIRECCIÓN.- Paco Barjola
DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN.- Francisco Suárez
EQUIPO TÉCNICO
DIRECCIÓN TÉCNICA.- Nuria Prieto
REALIZACIÓN DE VESTUARIO.- Luisi Penco y Lali Moreno.
REALIZACIÓN DE LA ESCENOGRAFÍA.- Carpintería El Molino
PINTURA Y ACABADOS ESCENOGRAFÍA.- Juan Carlos Segador (Alarife S. L.)
DISEÑO GRÁFICO.- Irene Romero
VIDEOS.- Malévola Films
FOTOGRAFÍA.- Jorge Armestar
DISTRIBUCIÓN.- Esteban G. Ballesteros (609 333 260)
PRODUCCIÓN EJECUTIVA.- Esteban García Ballesteros
Una coproducción de LAS 4 ESQUINAS PRODUCCIONES y la CONSEJERIA DE CULTURA, TURISMO Y DEPORTES de la JUNTA DE EXTREMADURA.
Colabora Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), Excmo. Ayto. de Mérida, Ayto. de la Zarza y Parador de Turismo de Mérida.
AGRADECIMIENTOS: Blanca Suñén.
"Solo la mudanza es firme."
Corneille
"Cambiar el mundo, amigo Sancho, no es locura ni utopía, sino justicia."
Miguel de Cervantes
El teatro es el lugar donde los sueños pueden hacerse realidad, y el propio para comprobar que todo está sujeto a cambio en este mundo injusto y desleal. Marivaux, en 1725, -ya se fraguaban las ideas de los ilustrados franceses- estrenó La isla de los esclavos, una obra en la que plantea, a la luz de la bondad y la razón y en una isla perdida, el deseo de igualdad y solidaridad entre los hombres. Esta función, una parábola moral y política, con precisas alusiones a nuestra inmediata actualidad, será el medio ideal para que esos sueños -de forma divertida al tratarse de una comedia deliciosa- lleguen a ser posibles, al menos, durante una hora y media.
Quiero transmitir ese escalofrío que provocan los clásicos cuando, a pesar del tiempo transcurrido, siguen hablando de nosotros, trascienden el tiempo y nos hablan de nuestro día a día, de nuestra esencia y de lo que perdura o no a través de los tiempos.
Marivaux, maestro del teatro francés, escribió La Isla de los Esclavos en 1725, en una época dónde ya se fraguaban los principios pre revolucionarios que culminarían en la Revolución Francesa, y todo lo que ello supuso para los estados modernos, de los cuales somos herederos.
En su deliciosa obra, Marivaux crea un espacio (Isla) en el que amos y siervos se intercambian sus papeles con el fin de meterse en los zapatos del otro, de conocerse y reconocerse. Crea una parábola, un relato de un suceso ficticio que permite transmitir un mensaje de contenido moral, social y político, que muestre las desigualdades e injusticia del Sistema que imperaba en aquella época, pero tan válido y actual que bien pudiera servir y retratar la nuestra.
Es difícil abordar un suicidio dramático, también una pieza tan perfecta, con un universo propio y los recursos dramáticos propios de un maestro. Un texto cargado de imaginación, su maestría para sacarle punta a los diálogos, de dar la vuelta a lo obvio, de exprimir la realidad hasta mostrar su faz más mágica. En esa “Isla” habita todo lo que cualquier autor quisiera encontrar: sátira social, meta teatro, inversión de roles sociales, la bondad como solución, la utopía, la redención de las pasiones y, magistralmente, la aventura del lenguaje escénico. Y llegados a este punto, el versionador se preguntará: “¿qué puedo aportar a una pieza cuya perfección es total?” La respuesta viene rauda: “revisar todo para que todo quede igual”. En esta versión el respeto al original es total, sólo puliendo y aquilatando los diálogos de un lenguaje delicioso, rítmico y musical para que el espectador disfrute de la frescura de su argumento y la frescura de su montaje. Pero sí que necesitaba esta Isla de los Esclavos ciertas piezas que la hicieran aún más perfecta: la creación de cosecha propia, de cinco nuevas escenas que apuntalan el texto global, para engrosar y perfilar dos personajes que se diluían en personalidades difusas y sin fuerza. Esto es La Isla de los Esclavos, con dramaturgia de Francisco Suárez y versión del que suscribe: Una de las grandes apuestas para la temporada, avalada por un equipo artístico y técnico de primer nivel.
¡Vayamos al teatro!
Ya nos tocaba a Las 4 Esquinas Producciones, con Esteban G. Ballesteros al frente, acercarse al teatro clásico más allá de los populares Grecolatinos que estamos habituados a ver representar. Tras leer varias obras barrocas, apetitosas, pero sin la profundidad que buscábamos; por suerte, como si de una señal divina se tratase, porque irrumpe en nuestras vidas desde distintos lugares, llega hasta nuestras manos una copia de La Isla de los Esclavos, de Pierre de Marivaux. Nosotros ya conocíamos algunos de sus títulos de enredos divertidos, pero en cuanto nos introducimos en sus diálogos, los personajes, las situaciones… en definitiva la obra entera terminó por enamorarnos.
¿Qué tendrá este autor francés para que nos sintamos tan identificados? La respuesta es clara, desde Las 4 Esquinas Producciones siempre hemos querido hacer un teatro comprometido con los tiempos que vivimos, un teatro que sirva para reflexionar, pero sin adoctrinar; que las obras terminen de cocinarse en casa o con los amigos, más que en el anonimato de la sala y se olviden al encender la luz del patio de butacas. Este texto tiene todos los ingredientes: es teatro social, pero esperanzador; es divertida, pero inteligente; es ágil, pero profunda… es la obra que estábamos buscando.
Ahora solo nos tocaba buscar la dirección correcta, y esa dirección solamente tenía un nombre: Francisco Suárez, experto en clásicos y con un gusto estético indiscutible. Por suerte, se enamoró tan pronto de la obra como nosotros, así que lo que tardamos en reunimos, se puso a trabajar en ella. ¡Y cómo trabajó! Es cierto que la obra de Marivaux, aunque es precisa como el engranaje de un reloj, quedaba en ciertos aspectos vacía de lo que queríamos contar, así que a la siguiente persona a la que había que enamorar era a Juan Copete, el dramaturgo que la obra necesitaba. Copete, nada más leer el texto también quedó rendido a sus páginas y, junto a Francisco Suárez, elabora con maestría 5 escenas nuevas aliñadas con el espíritu del Siglo de las Luces: divertidas, deliciosas, en apariencia inocentes, pero con un trasfondo feroz y revolucionario.
La Isla de los Esclavos ya se ha convertido en lo que queríamos hacer, pero ¿quién querrá ponerla en pie con nosotros? ¿Quién aspirará ponerse en la piel de sus protagonistas? ¿A quién más tenía que enamorar Marivaux? No costó más que una llamada para seducir a Memé Tabares, Francisco Blanco, María José Guerrero y Alberto Lucero, que cautivados por la propuesta, enseguida dijeron: sí, quiero. Ya está todo listo: los enamorados están seducidos, el mecanismo está en marcha. Solo falta enamorar al público, que seguro caerá rendido a los pies de Marivaux, que lucirá como nunca gracias a otros enamorados: Fran Cordero, que diseña la iluminación; Diego Ramos, con su diseño de escenografía; Rafael Garrigós, diseñador de vestuario; Pepa Casado, diseñadora de la caracterización y tocados y Paco Barjola, diseñador de espacio sonoro y música original.
´La Isla de los Esclavos´ deslumbró en Mérida.
(Mi Extremadura.com 30/12/2019)
Finalizar este año, que tanto teatro con sello extremeño y de tan buena calidad hemos podido ver, con una de esas obras que consideramos imprescindibles para estar al día de lo que se "cuece" en nuestros escenarios es uno de esos regalos que estas navidades nos ha traído.
Esteban García Ballesteros nos invitó a la representación que de "La Isla de los Esclavos" ofrecía su compañía "Las 4 Esquinas Producciones" en la sala del Centro Cultural Nueva Ciudad, en Mérida, y como no podía ser de otra manera, no lo dudamos. Quizás porque nos va la marcha del teatro, pero también por muchas razones: 1- Uno no puede declinar nunca la invitación a una obra cuyo texto, de Pierre de Marivaux (París 1688-1763), ha sido versionado por Juan Copete, uno de nuestros mejores dramaturgos contemporáneos. 2- Si la obra está dirigida por Francisco Suárez, las dudas se despejan aún más. 3- Perderse un reparto compuesto por Francisco Blanco, Esteban G. Ballesteros, Alberto Lucero, María José Guerrero y Memé Tabares debería ser pecado teatral grave. Y luego hay más razones, desde la 4 hasta ... Por ejemplo, una sencilla escenografía diseñada por Diego Ramos que cumple su cometido con pulcritud y efectividad, un precioso vestuario diseñado por Rafael Garrigós, las luces de Fran Cordero apuntando siempre hacia donde tienen que hacerlo y cuando tienen que hacerlo en su justa medida, la estupenda caracterización de Pepa Casado y alguien como Paco Barjola que se encarga del espacio sonoro y la música como solo él sabe hacerlo además de ayudar en la dirección a Suárez.
La obra es un adelanto a las ideas de los ilustrados franceses, poniendo sobre el escenario con cinco personajes cuestiones tan trascendentales como la igualdad y la solidaridad entre las personas. Ese mensaje, casi trescientos años después de ser escrita la obra (1725), sigue más vigente que nunca. Con esta base, La Isla de los Esclavos cuenta la historia de Ifícrates y Eufrosina, señores de la alta sociedad ateniense que naufragan junto a sus respectivos esclavos, Hé y Cleantis, en una isla. Allí les recibe un misterioso personaje que les informa de que han llegado a la isla de los esclavos. Ante el desconcierto de los amos, Trilenín les comunica que deberán cambiarse los roles de amo-esclavo. El propósito de ese “legislador” no es otro que educar a los amos para corregir y eliminar la tiranía ejercida sobre sus esclavos. Para ello deberán someterse a la voluntad de sus nuevos señores y experimentar en sus propias carnes lo que significa estar al servicio de otro ser humano.
El resultado de todo esto es algo que hay que ver, oir y después de disfrutar el buen rato, porque es una comedia, pensar y meditar en casa o tomando algo con l@s compañer@s de butaca. Teatro para reir, pero también para pensar. Recomendación absoluta. No os la perdáis.
(https://www.miextremadura.com/noticias/cultura/166-la-isla-de-los-esclavos.html)
Una nueva presencia extremeña en este XXX Clásico que está expirando con gran brillantez y con general aceptación por el numeroso público que ha ido llenando los tres escenarios casi todos las noches, pero en especial hacia las exitosas compañías de nuestra tierra, como esta última, La Cuatro Esquinas, muy sabiamente dirigida por el experto Francisco Suárez.
La isla de los esclavos plantea un tema muy actual, a La Luz de la bondad y la razón dieciochesca, pues la escribió el francés P. Marivaux y bien adaptada por el emeritense Juan Copete, bastante respetuoso con el original, pese a haberla alargado algo más. En esa época ya se vislumbraban movimientos perreo lució arios, que culminarían en la Revolución Francesa; o sea eran tiempos de cambios sociopolíticos, que se reflejan en el cambio teatral de roles, como se ve en la trama de La isla de los esclavos:
Pues, al llegar a la Isla de los esclavos, el ‘legislador o árbitro’ de la misma, Trrilenin les conmina a los señores Ifícrates y Eufrasina, a que cambien sus emplumados sombreros por la humilde cofia de criados, para no solo así proclamar un deseo de igualdad y solidaridad entre los hombres, sino también para eliminar la tiranía que ejercen los señores hacia sus esclavos. El caso es que al final a los nuevos criados no les satisface dicho cambio y querrían cambiar inútilmente, pues incluso salir de dicha fatídica isla no es fácil por las frecuentes y duras tormentas, que por cierto reprodujeron impresionantemente.
La quíntupla actuación de tan entrenado elenco resultó muy convincente, por la buena caracterización y por la cambiante interpretación, nada fácil de llevar a cabo, pero al estar tan bien dirigidos, impactaron muy favorablemente en el público cacereño, que disfrutó mucho con esta actual parábola moral y política.
Se concluye que las compañías extremeñas están triunfando paradójicamente en su tierra y también que los clásicos, con buenas adaptaciones y buenos montajes, son de rabiosa actualidad: o sea que siguen hablando de nosotros, nos hablan de nuestra esencia, que perdura través del tiempo y que nos trasciende, pese a que ‘la mudanza es firme’, según Corneille, o que el afán quijotesco de cambiar el mundo, lo esencial se mantiene y sigue haciéndonos reflexionar incluso emocionarnos.